Reportaje| Oxfam: cada día, las mujeres y niñas se enfrentan a la violencia. ¿Por qué no actuamos? Basta!

La campaña internacional Enough! persigue el cambio de normas sociales e imaginarios. Charlamos con María Reglero, responsable de derechos de las mujeres en Oxfam: “Necesitamos implicar a más personas para que haya un cambio real"
1/07/2019

Mujeres víctimas de malos tratos charlan en un encuentro en el que cada una expone su historia. Santiago (República Dominicana). Proyecto: Ayuda a mujeres víctimas de malos tratos. Copyright: Annie Bungeroth/Intermón Oxfam

Cada día, en todas las partes del mundo, las mujeres y las niñas se enfrentan a la violencia​. En el hogar, en la calle, en el trabajo... Algunas personas creen que esta violencia está justificada y, en muchos casos, es considerada "normal o aceptable". Otras muchas personas la rechazan, pero en el ámbito privado y no se pronuncian públicamente. Esto tiene que cambiar. ¿Por qué no actuamos? Es el objetivo de la campaña internacional de Oxfam “¡Basta! (Say Enough!)

La desigualdad de género es tanto causa como consecuencia de las violencias contra las mujeres y las niñas. Es el principal mensaje de la campaña internacional de Oxfam “¡Basta! Acabemos con las violencias contra mujeres y niñas”, cuyo objetivo es poner fin a una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas. Nos trasladamos a Barcelona, a la sede de Oxfam Intermon, para conversar con la responsable de derechos de las mujeres en la organización, María Reglero, y conocer con más detalle esta y otras de sus campañas en el marco de nuestros encuentros Doy la cara contra la discriminación.

¿Sabías que una de cada tres mujeres sufrirá violencia a lo largo de su vida? Se trata de una lacra global que no conoce fronteras geográficas, culturales o sociales. Sin embargo, las mujeres en situación de exclusión, entre ellas las mujeres y niñas en situación de pobreza, se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad a diferentes manifestaciones de violencia: matrimonio infantil, mutilación genital femenina, trata con fines de explotación sexual y laboral, entre otras.

Oxfam lleva décadas desarrollando programas por los derechos de las mujeres pero, “a pesar de que tenemos un histórico muy potente en justicia de género, no siempre es tan conocida esta labor como la realizada en otras áreas. Desarrollamos programas específicos cuyo objetivo fundamental es fortalecer los derechos de las mujeres”, señala Reglero.

Su estrategia es dual: por un lado, existen programas específicos para el empoderamiento de las mujeres y fortalecimiento de los movimientos feministas y de mujeres y, por otro, se integra cada vez más la perspectiva de género en programas como los de resiliencia y reducción de la desigualdad económica. 

La organización trabaja en más de 90 países para contribuir a la erradicación, principalmente, de la pobreza y la injusticia y colabora en red con organizaciones de la sociedad civil, entre las que se encuentran organizaciones feministas y de defensa de los derechos de las mujeres que implementan los programas “desde su mirada, con un enfoque feminista con mirada interseccional”.

Reglero nos explica su funcionamiento: “en los programas de desarrollo trabajamos, en alianza, con socias. En América Latina y CaribeOxfam Intermón tiene un histórico de 30 años de la mano del movimiento feminista y de mujeres, con un trabajo tanto en liderazgo transformador y participación política de las mujeres como con una labor muy potente en eliminación de violencias machistas. Supone acompañar al movimiento feminista en su incidencia para que se implementen las leyes y políticas públicas, denominadas de segunda generación en América Latina y Caribe, para que tengan recursos y que haya realmente una rendición de cuentas y una lucha contra la impunidad”.

La responsable de derechos de las mujeres reconoce que “uno de los problemas clave son los imaginarios y las normas sociales que reproducen y normalizan la violencia sexual, el feminicidio y otros tipos de violencias machistas”. Poner fin a esta situación es uno de los objetivos de la campaña internacional Say Enough! (a nivel global Basta!, pero también conocida en Bolivia como Actúa o Baraka en Marruecos). “Es una campaña internacional gestada muy a nivel local y desarrollada por las socias, principalmente jóvenes y organizaciones feministas”.

Está enfocada al cambio de normas sociales e imaginarios. Es decir, a prevenir la violencia. “Sabemos que hay que responder a ella, pero para prevenirla tenemos que cambiar y transformar estos imaginarios que la reproducen y la normalizan”, especifica Reglero.

En otras palabras, el propósito de la campaña es cuestionar y eliminar la muy arraigada y equivocada idea de que los hombres son superiores a las mujeres. Para lograrlo, Oxfam proporciona apoyo a personas y comunidades para que identifiquen y comprendan las causas de las violencias y desarrollen su capacidad para decir "basta" a estas actitudes y conductas tan dañinas. Ilustra seis historias: la de María, de Guatemala; Komal, de India; Cheper, de Indonesia; Saida, de Marruecos; Nalishebo, de Zambia; y Danna, de Bolivia.

 

SEIS HISTORIAS DE TRANSFORMACIÓN, COMO LAS DE SAIDA Y CHEPER 

En Marruecos, la violencia contra las mujeres adopta muchas formas diferentes: física, psicológica, económica, legal… “Especialmente en el contexto del divorcio", relata Saida. "Mi marido me obligó a divorciarme porque no acepté que tomara una segunda esposa. Mi hija y yo nos vimos obligadas a abandonar nuestra casa que oficialmente pertenecía a mi marido. A pesar de la legislación, la mentalidad de la gente cambia muy despacio. Ni los abogados ni el juez me ayudaron". Con el apoyo de Oxfam, Saida participó en un taller formativo para aprender a obtener ingresos para mantener a su hija y a sí misma. Ahora, asesora a otras mujeres sobre cómo reclamar sus derechos.

Una de las novedades de esta campaña es que también interpela a los chicos. Es el caso de Cheper, de Indonesia, que se casó con una menor y ahora colabora en su comunidad para acabar con el matrimonio infantil y las violencias contra las mujeres. "Cuando era pequeño, mi padre solía golpear a mi madre. Yo quería denunciar a mi padre ante la policía, pero no lo hice. La comunidad lo consideraba algo normal".

¿Qué estrategias se pueden adoptar para romper con esta violencia normalizada e enraizada en todas las culturas?, preguntamos a Oxfam.

“Las estrategias son muy diversas. En América Latina y Caribe, por ejemplo, la campaña está trabajando bastante en zona urbana y periurbana con jóvenes y estamos empleando el arte como agente transformador en murales, obras de teatro e, incluso, reggaetón, que suele ser una música con mensajes muy machistas”.

También se están empleando las redes sociales y “hay un gran trabajo de reflexión de la propia juventud, incluyendo cada vez más a las familias y a su entorno. Es muy importante el trabajo con los chicos en la expresión de masculinidades positivas porque el problema lo tienen ellos”, apunta Reglero.

La organización se encuentra ahora en un proceso de desarrollo de un paquete de herramientas que permitan medir el cambio de imaginarios para comprobar si la campaña está dando resultados. “Es un trabajo cualitativo y difícil de evaluar. Esto va de mentalidad, de transformación y de si empezamos a cuestionarnos los roles de género, las actitudes machistas más arraigadas…”.

Para ello se trabaja en relaciones de género, con las chicas y con los chicos, para ver cómo se deconstruye el mito del amor romántico, los celos, cómo se perciben socialmente… “En muchos contextos latinoamericanos y aquí también ocurre, los celos se conciben como una forma de amor; el control quiere decir que estás demostrando tener un interés por la persona y cómo eso puede escalar de tal forma que cuando ella quiere dejar una relación tóxica, la violencia puede llegar hasta el feminicidio. Esto pasa, y por eso debemos realizar una reflexión muy importante y decir: deconstruyamos de dónde viene todo y sobre todo desde una mirada que entienda que no esto no es excepcional, sino estructural”, afirma la responsable de derechos de las mujeres en España.

En la campaña se ha preguntado, además, a jóvenes de 15 a 25 años de ocho países de América Latina y el Caribe sobre sus percepciones sobre estas violencias y las relaciones de pareja.  El informe “Rompiendo Moldes” revela datos como que:

  • Seis de cada 10 hombres de 15 a 19 años encuestados por Oxfam piensan que celar es una demostración de amor.
  • 65% de ellos piensa que cuando una mujer dice “no” a una relación sexual, en realidad quiere decir “sí”.
  • Siete de cada 10 piensan que la responsabilidad de ser manoseadas o acorraladas es de las mujeres por la ropa que usan.

A partir del análisis de los imaginarios y normas sociales que reproducen las violencias machistas, el informe plantea nuevos caminos hacia la igualdad de género y un mundo libre de violencias.

“También acompañamos la incidencia política de nuestras socias para que se implementen las leyes o se desarrollen cuando no las hay, y con organizaciones que apoyan a mujeres supervivientes y a personas de identidades de género diversas. Además, hay mucho trabajo por el liderazgo transformador de las mujeres (a nivel individual y colectivo para la transformación social) y por sus derechos económicos: derechos laborales, protección social, trabajo de cuidados no remunerado... No valoramos los cuidados cuando se hacen gratis y tampoco cuando se realizan pagando porque las trabajadoras del sector de hogar y cuidados son las que están en situación de mayor precariedad. Trabajamos mucho con mujeres de la industria textil, sobre todo en el sur de Asia y el sureste asiático…”, señala Reglero.

 

Casi un millón de personas de la minoría étnica rohingya han huido de la violencia en Myanmar y viven en Bangladesh

Rasia (20 años) en el trabajo cosiendo ropa en una máquina prestada por su tía. Puede ganar un poco de dinero haciendo trabajos de sastrería: alrededor de 50 centavos por prenda. Oxfam apoya a la familia con agua limpia, inodoros y luces que funcionan con energía solar. Casi un millón de personas de la minoría étnica rohingya han huido de la violencia en Myanmar y viven en campamentos de refugiados en el Bazar de Cox, Bangladesh. Copyright: Maruf Hasan/Oxfam 

Diversas asociaciones locales con las que colaboran llevan a cabo además litigios estratégicos. En el caso de Colombia, “es un sistema muy fallido a la hora de la debida diligencia, es decir, tiene que haber un reconocimiento de las violencias machistas en situación de conflicto y, por supuesto, una reparación, pero nos encontramos con una impunidad total. Esto ocurre en el mundo entero y no solo en contextos de conflicto, en Sudáfrica, India, Bangladesh y también aquí”, añade.

La organización apuesta por trabajar la prevención desde las escuelas e implicar a los medios de comunicación. “En la mayoría de los casos, se representan las violencias desde el sensacionalismo y ahora tenemos las fake news… Aún así, la revolución digital ha sido fundamental para el movimiento feminista, sobre todo para las jóvenes, para que el mensaje resuene en todas las partes del planeta, como el #NiUnaMenos, #Metoo”.

 

"Necesitamos implicar a más personas para que haya un cambio real"

A juicio de Reglero, estamos en un contexto con luces y muchísimas sombras. Por ejemplo, ¿qué ocurre con las violencias sexuales? “Sabemos que hay mucha impunidad y mucho trabajo por recorrer. Es muy importante tener un marco de derechos humanos”. Hay tendencias muy perversas, como las agresiones sexuales en grupo. De hecho, son las violencias sexuales que menos se denuncian por el estigma que hay. “Aquí está todo el tema del consentimiento, que es clave. Puedes tener una ley que te tipifique claramente lo que supone una violación y luego está cómo se interpreta esa ley, desde qué imaginario, caso de La Manada, donde un proceso judicial largo ha estado caracterizado por la revictimización de la superviviente, aunque finalmente se haya hecho justicia. Por eso es fundamental la perspectiva de género. Es el único tipo de crimen donde se revictimiza a la superviviente”.

Hay que tener claro -añade- que son muchas violencias, que una misma mujer puede sufrir múltiples a lo largo de su vida y que es estructural. “Necesitamos implicar cada vez a más gente para que haya un cambio real. Lo que queremos transformar es un sistema, el patriarcal. Un sistema que es principalmente dañino para las mujeres, las niñas y las personas LGTBIQ+ pero también para los hombres. De hecho, la transformación solo será posible si toda la sociedad se implica.

Como indica, ahora se ha puesto de moda la palabra feminista, pero no se debe frivolizar. “No queremos que se vacíe de contenido, queremos políticas públicas y cambios a nivel social. El movimiento feminista, en España, es un vector de cambio social. Se articula y tiene presencia en diferentes movimientos, como el movimiento anti-racista por los derechos de las personas migradas y migrantes, pero también hay un tema de representación, nadie quiere que hablen por ella. Es esencial que las personas cuenten su historia”.

 

Algunos datos para reflexionar:

  • El 30% de las mujeres experimentará violencia a manos de su actual o anterior pareja a lo largo de su vida. En algunos países, hasta un 70% de las mujeres. Las más afectadas son aquellas que sufren múltiples formas de discriminación por motivos de etnia, discapacidad, orientación sexual, identidad de género o pobreza.
  • Cerca de 650 millones de mujeres han sido forzadas al matrimonio infantil. Más de una de cada tres, antes de los 15 años.
  • 200 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilación genital, la mayoría antes de los 5 años.
  • En conjunto, el 71% de todas las víctimas de la trata de personas registradas en el mundo son mujeres y niñas, mientras que tres de cada cuatro menores objeto de trata son niñas.
  • En todo el mundo, aún se considera a las mujeres como las principales responsables de las tareas domésticas y el cuidado de niños y personas mayores. Este trabajo representa 10 billones de dólares cada año.
  • Las mujeres continúan siendo marginadas en la economía y ocupan la mayor parte de los trabajos peor pagados y más inseguros.
  • Las mujeres continúan siendo ampliamente excluidas de los procesos políticos esenciales para la paz y la seguridad.

 

#DigamosBasta

Ana G. Arias

 

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