Un cuarto de siglo de mujeres policías en la Comisaría de Pontevedra

ELFARODEVIGO.ES-17/04/2011-CARLOS GARCIA

El Cuerpo Nacional contó con una agente por vez primera en 1987, hoy son ya el 12,3% de la plantilla

En julio 1979 un total de 42 mujeres juraban su cargo como policías nacionales. Eran las primeras en acceder a una profesión que hasta entonces les estaba vetada. Hubo que esperar casi una década, hasta 1987, a que la primera agente femenina llegase a la Comisaría de Pontevedra. Hoy en día es inspectora jefe, el cargo de mayor rango ocupado por una mujer en la Comisaría y el más alto en el escalafón del Cuerpo Nacional sólo superado por el de comisario. Lo que por aquel entonces era una excepción hoy en día es una realidad: La plena integración de la mujer en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Casi un cuarto de siglo después, la Comisaría Provincial de Pontevedra cuenta con un total de 27 mujeres en una plantilla de 219 policías, un porcentaje de un 12,3% que incluso la sitúa ligeramente por encima de los datos a nivel estatal. Y cada vez son más las agentes que se incorporan al cuerpo en las distintas promociones que llegan en prácticas.

Pero es que el camino de la igualdad no se busca tan sólo en las cifras. Desde aquel mes de julio de 1979 se han propiciado las actuaciones necesarias para lograr la equidad entre hombres y mujeres en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La Comisaría Provincial de Pontevedra es un ejemplo y las propias agentes así lo atestiguan. Seis de ellas explican a FARO que ser mujer no representa un inconveniente para alcanzar cualquier puesto o cargo de responsabilidad.

De hecho, las 27 agentes que cada día están al servicio del ciudadano en Pontevedra ocupan todo tipo de puestos y trabajan en prácticamente todos los departamentos: Inspectoras, subinspectoras, oficiales, policías... Desde plazas de mando, a la dirección de unidades tan importantes como la de Asistencia y Protección a las Víctimas, Seguridad Ciudadana, profesionales de la Policía Científica, tráfico de estupefacientes y, como no, también agentes que desarrollan su trabajo diario a pie de calle.

Lo explica una de estas 27 policías. Paula Novas es la responsable de la Unidad de Protocolo y Relaciones con la Prensa de Comisaría y señala que hay agentes femeninas en casi todas las escalas y departamentos: "Yo siempre digo que lo maravilloso de este Cuerpo es que todo el mundo encuentra su sitio, hay gente muy buena investigando, en la calle, en la oficina, todo el mundo puede encontrar su lugar en cualquier parte".

Maite Pantín, por ejemplo, ingresó en el Cuerpo hace ya 15 años, en 1996, y para nada se considera una "pionera". Si bien reconoce que por aquel entonces el porcentaje de mujeres en la Policía era menor que en la actualidad, explica que "nunca me he encontrado ningún problema por el hecho de ser mujer, no lo tuve ni más fácil ni más difícil".

Esta inspectora es en la actualidad la coordinadora de una de las unidades más importantes en la Comisaría de Pontevedra, la UPAP (Unidad de Prevención, Asistencia y Protección a las víctimas de violencia de género). ¿Un puesto que desempeña mejor una mujer que un varón? "Yo creo que no, aquí antes que yo hubo cuatro hombres desempeñando este mismo puesto y lo llevaban perfectamente. Puede ser que a veces las mujeres estén un poquito más cómodas hablando conmigo que con hombres, pero nada especial", explica.

Noelia es oficial de la Brigada Provincial de Policía Científica. Lleva ocho años en el Cuerpo y ahora forma parte de un departamento con una gran especialización. Su labor: "acudir a la escena del crimen o del delito para poner a disposición de la Policía Judicial o del juzgado los indicios que podamos localizar y que permitan esclarecer el hecho". Explica que a día de hoy está normalizada la presencia de mujeres "tanto a la hora de ingresar en la academia como en especialidades como la mía". "Independientemente del sexo, lo que se valora son las capacidades y los méritos profesionales", añade.

Respuesta en la calle

¿Y en la calle?, existe esta normalidad o por el contrario se detecta ese poso de machismo en una sociedad que todavía tiene que seguir avanzando en cuestiones de igualdad. S. N. es patrullera y toma el pulso cada día a la realidad de Pontevedra: "Yo no noto nada especial por el hecho de ser mujer. Si hay alguna persona que menosprecia a un policía en la calle es gente que tiene insultos para todos, les da igual que sea un agente hombre o mujer". Miriam Pérez es una de las policías que desarrolla su trabajo en la sala del 091. Es el nexo de unión entre los ciudadanos que necesitan la ayuda de la Policía Nacional y los efectivos desplegados en la calle. Ella, sin embargo, sí detecta que entre algunos colectivos extranjeros es más difícil aceptar la igualdad entre sexos: "Por lo que me comentan mis compañeros que están fuera sí que a veces parece que a personas de determinadas culturas les cuesta más aceptar una indicación o una orden procedente de una mujer".

Como ocurre en muchas otras profesiones, una de las principales complicaciones para los policías (no sólo mujeres, sino también varones) es conciliar la vida laboral y familiar. Las féminas también están presentes en las unidades de lucha contra las drogas. En concreto, una agente perteneciente al Grupo Operativo contra el Tráfico Medio de Estupefacientes explica que su cometido exige renunciar a tener un horario: "Es verdad que a veces son muchas horas, hay que hacer seguimientos, indagaciones..., son semanas en las que convives más con tus compañeros que con cualquier otra persona. Estás pendiente del teléfono, no puedes hacer planes de fin de semana, reconozco que es complicado para quien tiene niños", explica. En cualquier caso, recalca que esta es una profesión vocacional y por eso "estoy realmente satisfecha y a gusto con mi trabajo".

M. es subinspectora y bajo su mando está uno de los cinco turnos de la Brigada de Seguridad Ciudadana que funcionan en la Comisaría de forma rotatoria, las 24 horas del día, los 365 días del año. Son cuatro varones como subinspectores jefes de turno junto a ella. Ingresó en 1997 y ya cuenta con una dilatada trayectoria en el Cuerpo: "Yo por ejemplo no tengo niños, pero sí es verdad que si quieres ascender tienes que renunciar a determinadas cosas, o por lo menos sería mucho más difícil desempeñar puestos como el mío si los tuviera. En cualquier caso, esto no es una cuestión exclusiva de la Policía, "es algo que ocurre en general en todas las profesiones," explica esta subinspectora.

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