Las agresiones son muy violentas y se producen en un plazo de meses de noviazgo
Todavía son niñas y ya han probado la hiel de los malos tratos. Según los datos del Sistema de Seguimiento Integral de la Violencia de Género para el primer semestre de 2011 analizados por este rotativo, se está produciendo un progresivo incremento de denunciantes menores de 18 años en Huelva. De hecho, en 2009 no se había registrado en la provincia ninguna delación de chicas que no habían alcanzado la mayoría de edad, mientras que en 2010 ya significaron el 2% del total, y en la primera mitad del presente ejercicio llegaron a suponer el 3%, es decir, que quince niñas se atrevieron a delatar a sus presuntos agresores en la comisaría.
Esta coyuntura preocupa y mucho a la jefa de la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer en territorio onubense, Carmen Serrano, que relató a este diario uno de los últimos casos que pudo conocer de primera mano, el de una adolescentes de 14 años a la que su novio, de 19 años, "se atrevió a darle una paliza" en un periodo breve de relación, ya que "llevaban juntos sólo dos meses". La situación no tenía precedentes. Hasta ahora.
"Se está acelerando todo mucho, demasiado, y casos como éste no lo habíamos visto antes", explicó. Con una rapidez inusitada, aprovechando la inmadurez de la menor, el autor de la agresión la va aislando, sometiendo y humillando, utilizando todos los atajos posibles hasta minimizar el ciclo de la violencia.
El único aspecto positivo que puede hallársele a esta circunstancia pasa por la celeridad con que las menores maltratadas suelen presentar la denuncia, ya que la mujer de entre 35 y 40 años suele demorar unos diez años -desde que tiene conocimiento de que está sufriendo violencia de género- la puesta en conocimiento de su situación ante las autoridades competentes. Sin embargo, en el caso de las menores "suele pasar que el hecho denunciado es muy grave".
Serrano animó a los padres onubenses a reflexionar sobre "lo que estamos haciendo con nuestros hijos, qué educación les estamos dando y qué tolerancia a la violencia les estamos diciendo que tienen que tener". En una sociedad en la que la información está al alcance de la mano y las campañas de concienciación, a la orden del día, llama la atención que los menores se conviertan en víctimas y en agresores. Por ello, "los padres tienen que entender que hay situaciones que no son normales y que no se pueden tomar como tal: tiene que haber un umbral de protección hacia las hijas, enseñarles dónde está y por dónde no debería cruzar nadie".
La anormalidad está, dice Carmen Serrano, en "que tu chico te llame 17 veces en la tarde para preguntarte dónde estás o te mande una gran cantidad de mensajes para decirte que te echa de menos; eso no es el amor verdadero". Le produce "miedo" que estén en boga historias como las de la saga Crepúsculo, donde la protagonista llega a plantearse ser vampiro para estar toda la eternidad con él. "No es el mensaje que debemos darle a nuestras chicas, el renunciar a toda tu identidad y tu vida por alguien". Dicho mensaje es, a su juicio, "totalmente equivocado: tenemos que decirle a nuestras niñas que por mucho que quieran a un chico, si desean tener tiempo para ellas y estar con sus amigas nadie debe impedírselo".