LASPROVINCIAS.ES – 01/02/2009 . J.A.MARRAHÍ (VALENCIA)
INMACULADA MONTALBÁN, Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género.
La vocal del Consejo General del Poder Judicial considera que "algo falla en la educación" para que sigan produciéndose casos de malos tratos y conductas posesivas en jóvenes.
Su cartera rebosa de papeles con datos sobre la violencia de género: mujeres muertas, mujeres que denuncian, órdenes de protección, estadísticas... En su mirada se percibe una esperanza: terminar con la lacra. Acaba de inaugurar en Valencia unas jornadas sobre violencia contra la mujer destinada a abogados. Inmaculada Montalbán, presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, cree firmemente que la especialización judicial y policial puede ayudar a frenar el problema. Con voz pausada, desgrana los entresijos de "un mal que no entiende de clases sociales, lugares de procedencia o religión".
-Llega a Valencia pocas semanas después de que muriera una joven asesinada en Paiporta. Desde el Ayuntamiento pretenden que sea tratado como un asunto de violencia de género, pese a que agresor y víctima no eran pareja.
-Si no eran pareja o no habían mantenido un noviazgo previo no se puede considerar violencia de género en el ámbito de la pareja, que es la violencia de género a la que se refiere la ley integral. Sería tramitado como un delito de homicidio por un juzgado de instrucción normal y luego sentenciado por el jurado o por la Audiencia de Valencia.
-¿Podría la crisis incrementar los casos de violencia doméstica al generar más crispación en los hogares?
-Podría ocurrir como un factor más, pero añadido a otros. De momento, no tenemos datos para afirmar que la crisis haya influido con carácter general. Lo deseable es que la partida asistencial que tienen asignada las víctimas de estos delitos no merme, sino que se mantenga para atender sus necesidades.
-La Comunitat Valenciana está a la cabeza de la violencia doméstica en España. ¿Cuál es la razón?
-No hay ningún parámetro que la diferencie de España. No hay factores determinantes en ninguna comunidad para que se produzcan más muertes que en otras. Al final, todo se reduce a un factor cultural por el que el hombre utiliza la violencia cuando la mujer quiere usar su libertad.
-El número de valencianas que denuncia a su agresor ha aumentado un 25% en los últimos años. ¿Están más decididas o hay más maltrato?
-Pensamos que hay más denuncias. Suele haber detrás un proceso largo de maltrato y estamos en un momento en el que está aflorando una violencia mantenida.
-En los crímenes casi siempre hay ausencia de denuncia previa o el autor quebranta la orden de alejamiento. ¿Qué soluciones hay a estos dos problemas clave?
-De cada diez mujeres que mueren a manos de sus parejas, siete no habían denunciado. Falta sensibilización. El sistema no puede responder si no conoce la situación de una víctima. En los casos de quebrantamiento de orden de alejamiento hay que perfeccionar los sistemas de ejecución. Corresponde a las fuerzas de seguridad controlar que las órdenes se cumplen. Es importante disponer de informes sobre riesgos de reiteración delictiva del agresor para dar medidas concretas. No todas las mujeres necesitarán vigilancia 24 horas. Debemos aspirar a que el sistema no falle, pero cuando falla hay que analizar por qué.
-¿Y qué se puede hacer cuando la víctima perdona a su agresor y se niega a denunciar?
-Hoy en día se puede perseguir el delito y llegar a condenar sin la declaración de la mujer, pero para ello hace falta parte de lesiones, informe del forense o testimonio de policías o testigos que presenciaron la agresión. Pero lo cierto es que si la mujer no declara hay más problemas para recoger pruebas de cargo. Lo importante es fortalecer a la mujer durante el proceso, que tenga atención psicosocial para que esté fortalecida, pues muchas tienen la autoestima muy baja en ese momento.
-¿Cómo es posible que en una educación cada vez más igualitaria se produzcan conductas posesivas y casos de violencia de pareja en jóvenes?
-Aquí, indudablemente, falla algo. La educación en las escuelas y en los institutos es algo fundamental. Hay que formar a los niños y a las niñas en igualdad y en la resolución pacífica de problemas y conflictos personales.
-¿Qué deberes tienen los medios de comunicación y la publicidad?
-En los medios de comunicación hay que evitar que se transmitan imágenes vejatorias de las mujeres, imágenes que las identifiquen con objetos o imágenes que van trasladando los roles tradicionales de mujeres sumisas o siempre solícitas. Aquí las leyes son importantes, porque son motores de cambio social, pero también el esfuerzo colectivo de la sociedad. Observamos cómo los patrones de resolver los conflictos a través de la fuerza física siguen impregnando la sociedad a través de distintos cauces.
-¿Y cuáles son esos cauces?
-Es un conjunto de factores. Los medios de comunicación, los juegos violentos... Y en todos la educación es la clave. Es la vacuna contra la violencia. Es aquí donde hay que insistir. Es necesario que los niños no sean neutrales con la violencia y se comprometan con la igualdad.
-¿Por qué la Ley Integral contra la Violencia Doméstica aún no ha dado los resultados deseables?
-Habría que fortalecer y mejorar la coordinación institucional. Es muy importante que cada institución sepa cuáles son sus actuaciones cuando interviene para evitar lo que se conoce como doble victimización, los daños colaterales de la víctima cuando se acerca al sistema. También es importante evitar la duplicidad de declaraciones, que es cuando la mujer tiene que contar la historia muchas veces. Sería ideal que en todos los lugares de España la mujer dispusiera de un abogado o abogada especializada en violencia de género, aunque sea en el último cuartel de un pueblo, para que de esta manera conozca la maquinaria que se pone en marcha desde el momento en que denuncia.
-Insiste constantemente en la especialización. ¿Es la panacea para combatir la violencia de género?
-Es importantísima. Tanto en los jueces, fiscales y abogados como en policías o en cualquier persona que trabaje en un asunto relacionado con la violencia de género. Este tipo de problema tiene unas características propias y hay que conocerlas para poder gestionarlas. A los especialistas en esta materia no les puede sorprender la renuncia, los perdones o las retractaciones porque forman parte de la dependencia emocional o de otra naturaleza que existe entre víctima y agresor.
-Convenza con pocas palabras a una mujer que se niega reiteradamente a denunciar.
-Piensa en tu futuro. La vida en libertad es un don magnífico por el que vale la pena luchar. No perdones ni la primera bofetada. No hay que perdonar nunca ni un solo golpe.