El 18 de marzo de 1988, el Boletín Oficial del Estado publicaba una resolución para regular las primeras pruebas selectivas para el ingreso de mujeres en el cuerpo de la Guardia Civil. Dos décadas más tarde, la incorporación de las féminas a las filas de éste y de otros cuerpos de Seguridad del Estado siguen siendo una asignatura pendiente.
Según el informe Aproximación a la realidad de mujeres y hombres en Andalucía realizado por el Instituto Andaluz de la Mujer, en el 2010, solo 2,6 de cada cien guardia civiles cordobeses eran mujeres, en concreto 31 de una plantilla de casi 1.200 personas. Un índice de feminización que apenas ha subido en los últimos dos años, ya que en el 2008 la proporción era de 21 de una plantilla de 921.
Puede que sean las mujeres las que se autoexcluyan de este tipo de trabajos, tradicionalmente muy masculinizados, que prefieran buscar empleo en otras áreas, ya que en la Policía Nacional ocurre igual. Según el mismo estudio, en Córdoba, solo un 6,6% de policías nacionales son mujeres, es decir, 37 de más de 600, índice prácticamente similar al registrado dos años antes. La media en Andalucía es algo más alta, pero no sobrepasa el 10%, se queda en un 8,47%, o lo que es lo mismo, de 10.000 policías nacionales, 778 son mujeres.
Ante tal panorama, no es de extrañar que las categorías más altas de estos cuerpos estén ocupadas por hombres. En Andalucía, no existe ningún comisario mujer y solo tres mujeres son inspectores jefe de un total de 268. Los únicos puestos de cierta responsabilidad más o menos frecuentados por ellas son los de inspector y subinspector, aunque representan solo un 11% y un 7,4% respectivamente. Al otro lado de los cuerpos de seguridad, el de la delincuencia, las mujeres también son minoría. De hecho, en Córdoba, la población reclusa femenina solo representa un 5%.
Más mujeres
En realidad, el índice de feminización es bajo en otras muchas áreas específicas como el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, donde la proporción de mujeres en todas las salas es del 26%, una cifra que según el estudio del IAM, no ha variado prácticamente nada en los últimos cuatro años. Algo parecido ocurre en los equipos directivos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde la proporción de mujeres presentes en los órganos de dirección ha disminuido casi 14 puntos porcentuales en los últimos dos años.
En el Consejo Económico y Social, Tribunal y Cámara de Cuentas, el desequilibrio es evidente. Una consejera entre once hombres o una de seis es la tónica general. Una tendencia que contrasta con la aplastante presencia femenina en casi todos los demás ámbitos de la vida como el sector servicios, las empresas de economía social o la universidad. De hecho, el empleo femenino no ha parado de crecer en los últimos años. Ahora solo queda pendiente que hombres y mujeres cobren lo mismo. De momento, ellas cobran de media un 33% menos.