La Tasa de Actividad Emprendedora (TEA), que mide las iniciativas emprendedoras con menos de 3,5 años de vida, continúa con el incremento que comenzó en 2014, alcanzando el 5,7%.
Este incremento permite percibir lentamente una mejora en las oportunidades para iniciar un negocio y que más de la mitad de la población considere que emprender es una buena opción profesional.
Desde 2011, los niveles del índice TEA en España han oscilado entre el 5,1% y 5,8%, lo que implica cierta estabilidad en la capacidad de emprender pese a las adversas condiciones del entorno. No obstante, estos porcentajes son inferiores a los observados antes de la crisis, entre 2006 y 2008, cuando el TEA llegó a superar el 7%. Estos valores hacen que España permanezca por debajo de la media de los países impulsados por la innovación (8,5%) pero por encima de otros como Italia o Alemania.
Atendiendo a las razones por las que las personas deciden iniciar un proyecto de negocio, más del 73,5% de la TEA de 2015 corresponde a emprendedores por oportunidad, mientras que un 24,8% a emprendedores por necesidad.