Un 29% de las mujeres rurales trabaja sin contrato y sin cotizar

4 de cada diez tienen estudios de Primaria, frente a las universitarios, que solo son un 10%La presión del entorno, la falta de participación de los hombres en las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, y la volatilidad del empleo femenino son algunas de las lacras que aún arrastran las mujeres rurales. Así lo señaló la profesora de la Universidad Politécnica de Cartagena Inocencia María Martínez León durante la exposición que hizo el miércoles, en el Ayuntamiento de San Javier, de su estudio sobre la situación de la mujer rural.
 
Las jornadas sobre este colectivo, que organizó la Concejalía de Igualdad, reunieron a un grupo de mujeres de las zonas rurales del campo del Mar Menor y representantes de colectivos agrícolas. La profesora Martínez expuso algunos datos de su estudio, realizado en toda la Región, donde las zonas rurales ocupan más de la mitad de la superficie.
 
Datos reveladores de la lentitud con la que la igualdad de oportunidades avanza en las pedanías agrícolas, como por ejemplo el hecho de que el 29% de las mujeres del entorno rural trabajan sin contrato alguno ni cotización a la Seguridad Social, a pesar de que más del 50% dedican al trabajo más de 8 horas al día. El mismo informe, realizado en base a entrevistas realizadas a mujeres rurales, descubre que el 22% dejó de trabajar para tener hijos. Otro porcentaje para la reflexión: el 75% de las mujeres rurales preferiría tener otro tipo de trabajo, en la mayoría de los casos debido a que quisieran ser reconocidas y remuneradas como empleadas, en lugar de dedicar sus esfuerzos a «la ayuda familiar, una situación indefinida en la que se considera a la trabajadora como colaboradora improductiva», según explicó la docente universitaria.
 
En el retrato del colectivo femenino rural, Martínez afirmó que solo una de cada cuatro hijas y el 18% de los hijos tiene estudios universitarios. En el entorno rural aún el 9,4% de las hijas se dedican exclusivamente a las labores del hogar. La profesora Martínez señaló «el éxodo de las mujeres rurales a las ciudades porque ven que la situación no las favorece», dada la falta de reconocimiento por su trabajo y la tradición que carga sobre ellas el peso de las labores domésticas y el cuidado de los menores y de los dependientes. En su contra, las mujeres rurales padecen la falta de formación. Solo una de cada 10 tienen estudios universitarios, un 36% tiene estudios de Secundaria, cuatro de cada 10 estudios de Primaria, y un 13% no tiene estudios. La razón de esta situación suele ser, según el informe, por la necesidad de las familias de que las mujeres trabajen, aunque un porcentaje de ellas dejó los estudios porque no les gustaba. «Muchas han dejado sus estudios para pagarse en ajuar», afirmó Martínez.
 
«Sin pensión contributiva»

Más datos reveladores: un 37% de las mujeres rurales no ha realizado ningún curso. «Con los horarios de trabajo del campo, es importante que sepan las herramientas de internet para poder hacer cursos online», señaló la profesora.
 
Destacó además que «muchas mujeres se han quedado sin pensión contributiva porque la explotación agraria no permitía pagar dos autónomos, así que se han hecho invisibles, hacían un trabajo sin nada a cambio ni derecho alguno».
 
«Las mujeres tenemos que ayudar al 50% en el mantenimiento económico, pero al 80% del hogar y del cuidado familiar. Hay que concienciar a las parejas de que tienen que participar», dijo Martínez. La profesora señaló «la falta de ayuda que nos prestamos entre las mujeres. Nos fallan las redes sociales que sí les funcionan a los hombres».