«Las víctimas deben saber que tras el infierno hay una vida plena y digna, que hay salida», proclamó ayer la delegada del Gobierno central para la Violencia de Género, Blanca Hernández Oliver. De hecho, el 70% de las que acuden a las administraciones en busca de ayuda logran salir de esa situación. Por eso, lo fundamental es que las maltratadas «rompan su silencio» y que reciban «un mensaje de confianza» que les anime a romper con el tormento que sufren.
Hernández Oliver destacó que en lo que va de año, el 80% de las mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas (18 de un total de 23) «no habían interpuesto denuncia». Y en muchos casos, si no lo hacen es porque «las propias mujeres no son conscientes de ser víctimas de maltrato».
Además, «el 50%» de quienes tienen la valentía de acudir a la Justicia en busca de soluciones «son recriminadas por la familia del agresor». En cualquier caso, tanto ella como la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, animaron a las afectadas a buscar ayuda y denunciar a sus torturadores.
Además, Blanca Hernández Oliver destacó la importancia de dar visibilidad a otras formas de maltrato más allá de la pareja y que aparecen ocultas por una costra de misterio aún más densa. Se refirió a la trata de blancas, la mutilación genital o los matrimonios forzados.