Nos hizo saltar del sofá en Pekín, cuando, con tan solo 15 años, demostró descaro y se colgó una medalla de plata. Ella se llama Sarai Gascón Moreno (Terrasa, 16 de noviembre de 1991) y, cuando tenía tan solo nueve años empezó a nadar sin sospechar que, años más tarde, sería una estrella de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
Ya ha conseguido una medalla de plata en los 100 metros mariposa S9 que sabe a oro si tenemos en cuenta que solo ha sido batida por Natalie du Toit, la sudafricana que participó en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 convirtiéndose en la primera paralímpica en competir con los atletas 'normales'. Y dos bronces, en los 50 y 100 metros libres.
Así es Sarai, una chica que vive por y para la natación paralímpica:
A la piscina por casualidad
"Comencé porque siempre me ha gustado mucho nadar, además, un día mis padres se apuntaron a un curso de natación, yo también fui y un entrenador me dijo que lo hacía muy bien y que si quería probarlo de forma más profesional". Las primeras brazadas de Sarai fueron a los nueve años y, a los 12, ya competía a nivel internacional.
Gascón nació sin antebrazo izquierdo, algo que nunca le ha supuesto un obstáculo para fijarse y lograr metas. Y lo ha conseguido gracias a tener grabado a fuego en su mente algo que puede sonar a tópico pero que para ella es un modo de vida: "Si se quiere, se puede".
Tanto es así que, a pesar de tener que entrenar cinco horas diarias para alcanzar el tercer puesto del ránking mundial, nunca ha renunciado a estudiar, porque sabe que, tan importante como colgarse medallas en el presente, es poder ganarse la vida en un futuro.
El año de Sarai
Que nadie piense que la catalana ya ha cumplido en la capital británica. Sarai tiene cuatro balas más en la recámara que irá disparando en los próximos días. Todo lo que ha logrado ha sido a base de sacrificio. Como tener que abandonar su casa hace tres años, con tan solo 16, para recalar en el centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés para llegar a esta cita con las máximas garantías.
Tomó la decisión porque es más fácil triunfar si te preparas allí que si lo haces en un club: "trabajamos en un grupo de entrenamiento más reducido que un club cualquiera podemos hacer entrenamientos más específicos, más personalizados y nos va mucho mejor a cada uno", declaraba hace unas semanas en La Vanguardia.
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Sarai, como el resto de sus compañeros, sabe que, por desgracia, solo serán recordados por sus resultados en los Juegos. "Aunque durante los cuatro años de ciclo paralímpico hay Europeos y Mundiales que también preparamos muy bien, lo más importante y lo que más se recuerda después es lo que logras en los Juegos", afirmaba la nadadora.
El pasado 17 de junio le dieron un galardón como recompensa a su brillante, a pesar de corta, carrera deportiva. Sarai era reconocida como la mejor deportista paralímpica española del año con el Premio Joan Palau. Uno más de esos sueños a los que no está dispuesta a renunciar aunque tenga que alcanzarlos con una sola mano.