Tras la sentencia del juez y su decisión de sustituir la pena de cárcel por terapia, el maltratador acude a los Servicios Sociales Penitenciarios para mantener una primera entrevista antes de iniciar el programa. Piedad Bezares será su interlocutora y quien dirigirá sus pasos hacia la reeducación.
-¿Cuáles son esos primeros pasos previos al tratamiento?
-Cuando el proceso judicial se ha iniciado y el penado tiene el testimonio de sentencia llega a nosotros y mantiene una primera entrevista con los funcionarios de seguimiento, con las trabajadoras sociales y conmigo. Elaboramos un expediente y abrimos el protocolo con una propuesta de intervención. Una vez que el juez da su visto bueno, ya podemos comenzar.
-Su condición de penados hace necesaria una vigilancia, ¿no?
-Por supuesto. A lo largo del proceso se mantiene una coordinación constante con los Servicios Judiciales, con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y con la Unidad de Coordinación contra la Violencia de Género, para vigilar la observancia de la orden de alejamiento y los demás requisitos impuestos. El juez también está informado de las evaluaciones periódicas.
-¿Cuál es el punto de partida?
-Los psicólogos que trabajamos en este ámbito partimos de la convicción de que el comportamiento violento es reversible y tratamos de modificar aquellos factores que influyen en la motivación del sujeto para dañar a la pareja.
-¿Cuáles son?
-Existen unas variables estáticas, inmodificables, como la edad, haber sido objeto de maltrato o la pertenencia a una familia desestructurada. Cuando establecemos los grupos tenemos en cuenta la coincidencia de los penados en estos aspectos.
-Pero hay otras modificables...
-Son las realmente interesantes. Todo comportamiento es aprendido, lo que lo hace susceptible de ser cambiado.
-La asistencia es obligada. ¿Cómo se logra la motivación de agresor en este caso?
-Ellos tienen dificultades para identificar emociones, así que intentamos abrirles los ojos hacia las de la persona que ha sido agredida y, a partir de ahí, que sean conscientes del daño que han causado y se responsabilicen de él. Las primeras sesiones son fundamentales para que perciban los beneficios del tratamiento y se adhieran a él. Y se consigue.