El machismo no es algo biológico. Se aprende, dice la directora de la Unidad de Psicología Evolutiva de la Complutense, María José Díaz-Aguado.
-¿El machismo es innato o se aprende?
-El machismo se aprende, nadie nace machista, maltratador ni víctima. Se transmite con lenguaje, cuentos, juguetes, ropa... y con pautas de crianza como el modo de atender un llanto. A una niña, se la coge y se la consuela. Se le inculca ser dependiente, pedir ayuda. El niño tiene menos probabilidad de que reciba esa atención. No tiene derecho a llorar.
-¿Qué se hace desde la escuela?
-Según el estudio Igualdad y prevención de violencia de género en la adolescencia, del 2010, un 40,9 % reconoce haber recibido información en la escuela. Esos tienen menos riesgo de ser maltratador o víctima.
-¿Cómo se reconoce esta violencia?
-Se les enseña a interpretar las primeras señales de abuso emocional, cómo el maltratador intenta un control voraz, aislar y destruir. Que la primera bofetada sea la última, que no aguanten la sumisión. Si el programa es específico sobre violencia de género los chicos se sienten en el papel de culpables, por lo que ha de ser integral, basado en justicia y derechos humanos.