El 19,4 % de los que tuvieron un hijo en la región en 2010 no cogieron su permiso de paternidad y solo el 1,76 % lo compartieron con sus parejas."La empresa está acostumbrada a que una mujer se ausente, pero no a que lo haga un hombre ante un nacimiento", aseguran.Las actitudes están cambiando, sobre todo entre los padres más jóvenes.
El cuidado de los hijos sigue siendo cosa de las madrileñas y los papás suspenden con creces esta asignatura, según evidencian los datos de 2010 del Ministerio de Trabajo. La Seguridad Social tramitó el año pasado un total de 55.329 prestaciones por maternidad en la región, de las que solo 972 –el 1,76 %– fueron percibidas por el padre (es decir, el hombre disfrutó de alguna de las diez semanas que puede compartir con su pareja después de que ella se coja las seis obligatorias). Además, a pesar de tener derecho por ley desde 2007 a un permiso de 15 días retribuidos, el 19,4 % de los hombres renunciaron a él y no lo percibieron.
Los datos confirman "la falta de políticas reales de conciliación" "La empresa está acostumbrada a que una mujer se ausente, pero no a que lo haga un hombre ante un nacimiento", explican desde la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles, que abogan por que padres y madres tengan derecho a un permiso de 16 semanas cada uno.
De lo contrario, dicen, la idea que se extiende es que "el padre está robando a la madre parte del permiso al que ella tiene derecho", aclara Carmen Castro, coportavoz, economista y experta en políticas de igualdad. Por su parte, consideran un avance que el "80% de los hombres sí disfruten de su permiso paternal" a pesar de llevar pocos años instaurado.
Pero desde la Secretaría de Igualdad de UGT no son tan optimistas y creen que los datos confirman "la falta de políticas reales de conciliación". Políticas, dicen, que sí existen en comunidades como el País Vasco y Navarra, donde el porcentaje de papás que comparten la baja llega al 4,33 % y al 4,10 %. Pero a pesar del estancamiento, sociólogos como Juan Díez, profesor en la Complutense, consideran que "las actitudes sí están cambiando, sobre todo entre los padres más jóvenes".
Las madrileñas van también en cabeza a la hora de coger una excedencia. En 2010, 8.744 mujeres lo hicieron, frente a 655 hombres. Además, según la Fundación Masfamilia, en la región las piden el 30 % de trabajadoras, frente al 6% de ellos.
Directivo del BBVA. 3 hijos. Pidió la jornada reducida.
A las 14.30 horas cambia la corbata y la sala de reuniones por el cuidado de sus hijos: Javier, Alejandro y Jaime (8, 6 y 3 años). Cuando nació el pequeño, "vimos que en casa había mucho más trabajo y pensé en la reducción de jornada, pero no me atrevía por miedo. Piensas que tu desarrollo profesional se va a ver condicionado y vas a perder el tren", dice. Tuvo la suerte de que su empresa favoreció la reducción de jornada, porque "si me hubieran puesto pegas, no lo hubiera hecho", explica.
Piensas que tu desarrollo profesional se va a ver condicionado "Mi mujer, Belén, es más joven que yo, abogada y en plena proyección. Apostamos por ella y decidimos que fuera yo el que hiciera cambios en la jornada laboral". Aunque está encantado y se siente "afortunado", también reconoce que ahora está "más cansado que antes, cuando llegaba a casa a las siete de la tarde". "Disfruto, pero no descanso", asegura. Y es normal. Aunque su esposa y él se reparten las tareas, José María se encarga de recoger a los chavales, salir al parque, hacer los deberes o bañarles las tardes que su mujer tiene que ir al despacho.
Recomienda a todos los hombres "vivir esta experiencia", pero reconoce que "hay dos condiciones para poder hacerlo: tener un sueldo que te permita vivir a pesar de la reducción y tener un contrato laboral indefinido". Entiende que haya quien no se atreva.
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