CNMI-20/04/2009
Cada día nuestra sociedad amanece preocupada por la posibilidad de que otra mujer muera a manos de su pareja o expareja, a lo que llamamos violencia de género, violencia machista, maltrato doméstico, intentando elaborar leyes, penas, órdenes de protección para defender a las mujeres de su maltratador, pero noticias tan tristes como la publicada por el diario británico News of the World en el día de hoy nos lleva a otra forma de maltrato, no sé si más o menos violento, pero sí mas cruel pues las víctimas son los menores, y los agresores sus progenitores, las personas que se supone les deben de proteger y cuidar, y es el caso del comercio y la venta de hijos menores. Y es que hoy nos hemos levantado con la noticia de que el padre y el tío de la niña de Slundong Millionair, Rubina Ali, han puesto precio a la menor para darla en adopción, 310.000€. El desorbitado precio no es la cuestión, si no cómo un padre puede vender a su hijo con la excusa de darle una mejor vida y mantener a la familia ya que no habían percibido todo el dinero que esperaban por su intervención en la película, además de ofrecer otros menores "más económicos".
Igual ocurre con la mujer mauritana, Hawa Meint Cheik y su marido Mohamed Ould Abdallahi, que obligaron a su hija menor, de 14 años, nacida y residente en Cádiz, a casarse con un familiar mauritano de 40 años en 2005, y a mantener relaciones con él bajo amenazas.
La legislación debería proteger de manera más eficaz y firme a los menores, ya que son grandes desprotegidos, más si son sus propios padres quienes les inflingen los daños.