La crisis económica en la que estamos inmersos está dejando una huella histórica en la sociedad. Sectores intocables se encuentran en el punto de mira, incapaces de ocultar los errores cometidos, y grandes organizaciones se desmoronan fruto de las carencias directivas que las han llevado hasta el abismo.
Son precisamente estas empresas, y el liderazgo masculino que las había guiado hasta el momento, las que han hecho inevitable el preguntarse si con una mujer al mando las cosas no hubiesen sido diferentes.
Recientemente, el columnista del New York Times, Nicholas Kristof, hacía referencia a ello y escribía: "A Lehman Brothers, uno de los bancos caídos, quizá le habría ido mejor como Lehman Brothers... and Sisters".
En definitiva, un simple reflejo de como cada vez son más los que piensan que la economía y la política posiblemente funcionarían mejor si hubiesen más mujeres al mando.
En este contexto, la plataforma de desarrollo profesional online marketyou ha elaborado un estudio con el objetivo de diferenciar las principales competencias y debilidades entre el estilo de liderazgo de mujeres y hombres en puestos de alto mando.
Los resultados de la investigación reflejan cómo las mujeres destacan por su gran capacidad para trabajar en equipo y por sus dotes para interactuar. Por su parte, los hombres tienen en sus principales puntos fuertes su capacidad para innovar y una gran habilidad para comunicarse.
Por otra parte, las principales debilidades de los hombres son la capacidad de organización y la falta de especialización, mientras que las mujeres destacan negativamente en su capacidad para gestionar el estrés.
El estudio define, de este modo, dos perfiles claros de dirección, el femenino y el masculino. Evidentemente, esto no quiere decir que todas las mujeres desempeñen un mismo estilo de liderazgo, ni todos los hombres el suyo en particular. Así, las mujeres directivas desarrollan un liderazgo más sociable, expresivo y cercano, y en cambio, los hombres directivos son asociados más bien a aspectos como la seriedad, la autonomía o la exigencia.
Aunque sigue predominando el perfil masculino en los puestos de mando, las habilidades de las mujeres en cuanto a liderazgo marcan una tendencia a seguir donde el trabajo en equipo premia por encima del éxito personal, y donde hay una menor jerarquía y menos situaciones de conflicto.
A pesar de ello el estudio de marketyou también destaca un dato especialmente significativo que deja presente la desigualdad existente en las empresas: tan solo una mujer por cada cinco hombres ocupa un puesto directivo.
Cada vez es más evidente la necesidad de un cambio de liderazgo donde las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres a la hora de acceder a la alta dirección y que permita luchar contra un desequilibrio que supone un lastre al desarrollo y al progreso de la sociedad.