El potencial profesional de las mujeres sigue tropezando con las trabas que encuentran para conciliar su carrera con la vida familiar. Así lo entienden casi la mitad (el 46,8%) de las profesionales que han aportado su experiencia personal al estudio, y que se quejan de que su vida familiar, al requerir tiempo, está a su vez limitando su capacidad como empresarias. Un freno que, consideran, no afecta en la misma medida a los hombres: el 58% de las encuestadas consideran que «ante la falta de conciliación, la mujer es la gran perjudicada, en mayor medida si son madres». Sin embargo, las mujeres tampoco se distinguen de los hombres en el fomento de medidas que permitan compatibilizar empresa y familia, y ofrecen a sus empleadas las mismas facilidades laborales que los hombres. El 35% tiene asalariadas a tiempo parcial, y el 38% dispone de horarios flexibles, unos porcentajes muy similares a la media. Apenas el 18% de las empresarias ofrece la opción de trabajar en un lugar diferente a la empresa, como el domicilio.
Si las dificultades para conciliar son un freno a largo y medio plazo, no son el principal obstáculo al que se enfrentan las mujeres empresarias, a las que la crisis ha puesto delante otras trabas igual o más complicadas de sortear: las murcianas señalan como barreras para iniciar la actividad el acceso a la financiación (50%), las cargas fiscales (47%), la falta de apoyo familiar (43,9%) y la competencia de empresas ya consolidadas en el sector en el que quieren emprender.