DIARIODELALTOARAGON.ES-06/11/2009
Eva María de la Peña, psicóloga, impartió una charla en Huesca
La educación, la familia y los medios siguen ofreciendo visiones "en rosita y azul" de los hombres y mujeres, modelos sexistas que hay que erradicar porque están en la base de la violencia de género. Eva María de la Peña habló ayer en Huesca sobre educación para prevenir el maltrato en la primera charla de un nuevo ciclo de "Escuela de Igualdad". La psicóloga madrileña alertó sobre la nueva percepción de la violencia en los jóvenes, un fenómeno que permanece aunque adquiere apariencias más sutiles.
La psicóloga Eva María de la Peña Palacios inauguró ayer en Huesca un nuevo ciclo, "Escuela de Igualdad", con una charla sobre educación y prevención de la violencia de género. Entre otras cuestiones, detalló las conclusiones del "Informe Detecta" sobre la percepción que tiene la juventud sobre la violencia.
"Nuestro nuevo reto es trabajar lo que no es tan evidente, evidenciar ese neomachismo del siglo XXI. Lo que hace es transformarse; la sociedad patriarcal no quiere desaparecer y se convierte", advirtió de la Peña, que trabaja en la Fundación Mujeres de Madrid.
"Necesitamos nuevas gafas de ver, que incorporen una perspectiva de género. El sexismo está en todos los factores socializadores, no sólo escuela y familia", considera la psicóloga. Los medios de comunicación, música e internet transmiten muchos mensajes de desigualdad, un "bombardeo continuo de rosita y azul, mundos separados que nos siguen vendiendo modelos tradicionales".
La primera solución es aprender a identificar estos modelos "y darse cuenta de que no tienen sentido". Ya desde Educación Infantil, su estrategia educativa enseña a los niños a evidenciar estas formas de ver la vida.
Erradicar actitudes machistas es fundamental, ya que "la causa principal de la violencia de género es el sexismo interiorizado de los agresores", señala De la Peña. El alcohol, los problemas familiares o la locura son falsos motivos que frecuentemente se esgrimen para explicar un fenómeno que no se reduce a la violencia física. "Nos equivocamos en los 80 en las primeras campañas, las de la mujer con el ojo morado. La violencia física es la máxima expresión, que puede llegar al asesinato. Pero más del 85 % de casos no sale a la luz y yo digo siempre que una costilla rota se cura, pero el machaque psicológico y emocional que sufren muchas mujeres puede no arreglarse nunca".
Advierte además de que en los más jóvenes la violencia se produce "a través del chantaje emocional, el control, el aislamiento, con mecanismos sutiles. El sexismo más hostil emerge cuando éste no funciona". Por eso, los vecinos siempre se sorprenden cuando el "ejemplar" vecino del cuarto asesina a su mujer. "Saben muy bien cuándo maltratar, y emplean otras estrategias. Sorprendería saber la de hombres que ejercen violencias muy graves".