La caída del régimen talibán no ha puesto fin a los crímenes de honor, las inmolaciones y matrimonios forzados o las violaciones. Actos reconocidos como crímenes, según la Ley de Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, aprobada en 2009 en Afganistán.
Pero según un informe publicado por la misión de la ONU en este país (UNAMA), aún queda mucho camino por recorrer para el cumplimiento de esta ley.
“Es importante remarcar que muchos actos de violencia contra las mujeres no son denunciados debido a limitaciones culturales, normas sociales, tabúes y prácticas habituales de discriminación contra la mujer. También, la inseguridad reinante y el débil estado de derecho han obstaculizado el acceso de las mujeres a la justicia”, denunciaba Georgette Gagnon, directora de la unidad de Derechos Humanos de UNAMA.
Defensores de los derechos humanos denuncian un aumento de los actos violentos contra las mujeres ante la indiferencia del gobierno.
Las afganas temen que la situación empeore tras la retirada de las fuerzas comandadas por la ONU, prevista para 2014.
“La violencia contra las mujeres está aumentando. En las provincias la situación es muy mala. Las mujeres se inmolan y hay que evitarlo. Creo que si la situación sigue así, después de 2014 será aún peor”, se lamenta esta joven. “Espero que la comunidad internacional preste atención a la situación de las mujeres afganas. Hemos educado a mujeres que han sido encerradas en casa. Espero que estas mujeres presas por sus familias y torturadas sean rescatadas”, declara esta profesora.
La imagen de las afganas dio la vuelta al mundo durante el régimen talibán. Una década después, los burkas siguen recorriendo las calles de Kabul y la mujer vuelve a ser la gran olvidada.