Funcionarios de sanidad del régimen israelí han inyectado un anticonceptivo resistente a las mujeres judías de origen etíope sin antes avisarlas sobre los efectos secundarios de este producto farmacéutico, en un intento por controlar selectiva y discriminatoriamente la fertilidad de las mujeres.
La líder de una ONG para las mujeres etíopes, Orit Isaschar, exige este martes al ministerio de sanidad israelí que suspenda la prueba en mujeres etíopes del anticonceptivo denominado Depo-Provera, que provoca dolores de cabeza, osteoporosis y abundantes sangrados, entre otros.
En este contexto, indica una mujer etíope que también ha pasado por la prueba, la inyección del anticonceptivo fue obligatoria para todas, bajo la excusa de que las mujeres que daban a luz en varias ocasiones sufrían mucho.
Isaschar añade que la medida “genera fuertes sospechas de que estamos hablando de una política deliberada para controlar y supervisar la fertilidad en esta comunidad”.
No obstante, las autoridades israelíes han tratado de demostrar que desconocían la práctica, lo que según Isaschar “es difícil de creer”, ya que “hablamos de años y de miles de mujeres afectadas”, ha exclamado.
Cabe destacar que la inyección de dicho anticonceptivo es parte inevitable de los procesos de migración para las mujeres etíopes antes de ser trasladadas a Tel Aviv.