Habiba Ghribi tuvo el honor de ser la primera tunecina en ganar una medalla olímpica, pero en su país, muchos se fijaron sólo en su ombligo al aire.
La atleta tunecina Habiba Ghribi ganó para su país la medalla de plata de los 3.000 metros, nada menos que la primera medalla que conseguía una mujer de este país en unos Juegos Olímpicos. Ghribi, emocionada, dedicó su triunfo a todos los ciudadanos del Nuevo Túnez, especialmente a las mujeres. El Nuevo Túnez fue el Túnez que surgió de la 'primavera árabe', la primera cronológicamente. Sin embargo, el recibimiento de Habiba Ghribi no fue precisamente como ella pensó. Su país, antes de fijarse en su gran carrera, prefirió fijarse en su atuendo y los comentarios despectivos empezaron a correr en las redes sociales: "Túnez no necesita mujeres que corran desnudas". Otros propusieron retirarle la nacionalidad.
La realidad es que Habiba Ghribi corrió con el atuendo normal de las atletas: shorts ajustados, camiseta de tirantes y brazos, piernas y ombligo al aire. Para las asociaciones feministas, la atleta tunecina fue un ejemplo, al ir "vestida con el atuendo formal y normativo". Además, destacaron que Ghribi "dedicó su medalla a todas las mujeres tunecinas en un momento en el que, bajo la presión de los islamistas, la asamblea nacional constituyente abandona el principio de igualdad entre hombres y mujeres".
El caso no es aislado. En Arabia Saudita, la judoka Wojdan Shaherkani fue tratada de "prostituta", mientras que la atleta afgana Tahmina Kohistani fue considerada una "vergüenza nacional".